21. La comunidad revolucionaria :
núcleo de la organización popular



Transformar nuestros colectivos naturales
en núcleos donde se expresan en forma correcta
los valores solidarios de la cultura marginal emergente
es dar un paso decisivo que apunta
a poner atajo al proceso de desintegración social
de destrucción de la conciencia y la organización
de los sectores pobres y marginales de nuestra sociedad.

Extender ampliar y reproducir
aquellas experiencias autónomas e independientes de organización
que el pueblo pobre ya ha logrado desarrollar
en los sectores más dinámicos de nuestro mundo marginal
más resistentes a la agresión del capital
donde ha sido posible encontrar condiciones favorables
para el desarrollo de la conciencia y la organización
constituye hoy en día el punto de partida
en el proceso de reestructuración de la fuerza popular
es dar un paso urgente y decisivo
que apunta a retomar parcialmente la iniciativa
para avanzar en la conformación
de la corriente popular revolucionaria.

A esas formas de organización
que el pueblo pobre ya comienza a desarrollar
como alternativa a su limitada organización tradicional
es lo que hemos denominado Comunidades Revolucionarias.

La extensión y profundización de estas experiencias
es propuesto hoy como forma básica de organización
para los revolucionarios
para los sectores más concientes del pueblo pobre marginado.

Las comunidades revolucionarias se fortalecen
en la medida que sean capaces de convertirse
en puntos donde convergen
los sectores más concientes del pueblo pobre
en forma individual u organizada
para en conjunto elaborar la política revolucionaria
para en conjunto planificar la acción con entera independencia
de acuerdo a las necesidades intereses y demandas
que comparten quienes se agrupan en ella.

La comunidad revolucionaria se fortalece
en la medida que quienes la integran
sean capaces de definir su propia forma de organizarse
su propia forma de funcionar
de acuerdo a las características particulares
del lugar donde surge y se enraíza
de acuerdo a la conciencia a la combatividad de quienes la componen
asumiendo cada una de ellas la forma de organización y funcionamiento
que mejor refleje su realidad.

La comunidad revolucionaria se fortalece
en la medida que se desarrolle sus capacidades de autogestión
en la medida que resuelve
la forma de obtener los recursos necesarios para funcionar
sin depender de lo que le ofrezca o niegue nadie
para que la autogestión sea uno de los pilares
en torno al cual consolida su verdadera independencia
su capacidad de perdurar en el tiempo
aún en las peores condiciones.

La comunidad revolucionaria se fortalece
en la medida que quienes se agrupan en ella
son capaces de definir los espacios sociales
desde donde elaboran la política realizan la acción.
Ya sea que se definan como una comunidad
que promueve la organización social
que promueve la propaganda política
que promueve la acción militar
o una mezcla de todas ellas y muchas otras formas más.
Lo realmente importante es que definan construyan y defiendan
esos espacios de acuerdo a sus verdaderas posibilidades
y se capaciten para perfeccionar su vocación.

La comunidad revolucionaria se fortalece
en la medida que quienes se agrupan en ella
hacen aportes al desarrollo de la direccionalidad
de todos los revolucionarios
a través de sus demandas y reivindicaciones
de su políticas
de sus acciones
de sus ejemplos
de la propaganda y comunicaciones que elaboran
ya que estos aportes son los que en definitiva
constituyen la Corriente Popular Revolucionaria.

La comunidad revolucionaria se fortalece
en la medida que efectivamente representa
en sus acciones cotidianas
la propuesta moral de los pobres
en la medida que encarna los enclaves más sólidos
de la cultura marginal y solidaria emergente
en la medida que es exigente en el terreno de la moral
en el terreno de la autocrítica
en el terreno de la solidaridad
en la medida que sus acciones
están verdaderamente ligadas a las necesidades
de los sectores históricamente excluídos de nuestra sociedad
en la medida que sus acciones van contribuyendo con el ejemplo
a construir una nueva forma de resolver la existencia colectiva
sin exclusión social
sin explotación
sin dominación de unos sobre otros.

La comunidad revolucionaria se fortalece
en la medida que es capaz de converger con otras comunidades
de semejantes intereses
de semejante vocación
para inventar las formas de intercambiar su experiencia
de resumir lo aprendido y avanzado
sin promover su capacitación
pero sin dejar de proteger sus espacios públicos o secretos
sin perder su independencia orgánica.

La comunidad revolucionaria se fortalece
en la medida que es capaz de valorar la importancia estratégica
que tienen los espacios secretos y clandestinos que haya logrado crear
porque la lucha del pueblo pobre es una guerra
contra un enemigo despiadado
y esos espacios son su seguro más preciado
los que debe aprender a defender y cuidar
con el conocimiento profundo y preciso de su realidad
de sus verdaderas posibilidades.

Las comunidades revolucionarias
todas distintas en su forma
todas independientes en su capacidad de autogestión
todas unidas en su direccionalidad estratégica
todas complementarias en la acción
todas revolucionarias en su carácter radical y antagónico
respecto de la modernidad del capital
son propuestas hoy
como alternativa de organización.

Para quienes están firmemente convencidos
que la única síntesis global
verdaderamente trascendente en la historia
es la que es capaz de hacer el conjunto del pueblo
en el terreno concreto de la lucha de clases
que la expresión orgániza de esa propuesta moral de los pobres
es el poder popular en formación
que la conducción del proceso de acumulación de fuerza
es derecho independiente y soberano
del pueblo pobre organizado.

Para quienes están dispuestos
a liberar los referentes políticos revolucionarios
de su dependencia física
de viejas y rígidas estructuras
tantas veces destruídas por el enemigo
para recuperarlos en el nuevo ciclo de lucha popular
con el carácter de movimientos revolucionarios
revitalizados fortalecidos e indestructibles
en la presencia intangible de su experiencia
en la presencia intangible del ejemplo de sus héroes y mártires
en la presencia intangible de su memoria
en la presencia entrañable de sus símbolos
definitivamente fundidos con la organización popular
propia del nuevo ciclo de lucha que hoy comienza a germinar
definitivamente unidos a aquello de lo cual nunca debieron separarse.

Par quienes están concientes
de que es imposible seguir sustentando
un concepto de unidad revolucionaria
basado en la uniformidad del pensamiento y la acción.
para quienes están concientes del fracaso reiterado
de todos los esfuerzos unitarios
basados en la obtención de un consenso rígido
en la subordinación de las diferencias y las minorías
en la pertenencia obligatoria a una única estructura común.
Para quienes están concientes
que en la integración creativa de nuestras propias diferencias
encuentra su nudo central
en nuevo ciclo de acumulación de fuerza.
Para quienes no asusta proponer e intentar en esta etapa
una estructuración molecular de la fuerza popular
sino por el contrario ven anunciado en ello
una enorme riqueza potencial
y por sobre todo una infinidad de puertas
por donde el realismo ingrese para inundar
las políticas de la revolución.


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