La profundización de la transnacionalización de la economía mundial
transforma a los pueblos en meros eslabones
del gran circuito productivo transnacional
donde no cuentan las naciones ni los estados
sólo cuentan quienes son capaces de demostrar competitividad
sólo cuentan aquellos sectores a áreas de cada economía local
que sean capaces de insertarse en el mercado mundial.
El resto que sin ninguna duda son los más
debe resignarse a aceptar su condena a la marginalidad.
Para ese resto no hay revolución tecnológica
no hay progreso no hay modernidad.

El nuevo orden mundial
enfrenta a todos los pobres y marginados de América
a un destino común.

La lucha por la emancipación de clase
por la realización nacional en América
se anuncia como una gran confrontación
como un gran proceso de organización y movilización
del pueblo pobre americano
que sólo encontrará el espacio geográfico y social
necesario para su realización a nivel continental.

La revolución social de los pueblos de América se anuncia
como el establecimiento de una gigantesca frontera continental
donde la cultura única globalizante y uniformizante de la modernidad
choca con la reconstrucción de nuestra diversidad cultural.

Se anuncia como el establecimiento de una gigantesca frontera continental
donde la cultura de la dominación la explotación y la marginalidad
choca con la construcción de nuevas formas de organización social
capaz de dar satisfacción plena a la necesidad de todos
basadas en los solidos principios de la solidaridad.

Se anuncia como el establecimiento de una gigantesca frontera continental
donde la cultura de la dependencia el despojo y la dominación internacional
choca con los procesos de realización nacional
de reconstrucción de soberanía e identidad
con la construcción de una sociedad multiétnica y multinacional
basado en el respeto al derecho a autodeterminación de los pueblos.

Se anuncia como el establecimiento de una gigantesca frontera continental
donde la cultura de la acumulación y el consumo desmedido
que transforma al hombre en un ser ambicioso agresivo y solitario
choca con la recuperación de la identidad étnica y nacional
con la recuperación de la pertenencia comunitaria
que devuelve al hombre su carácter gregario y solidario.

Se anuncia como el establecimiento de una gigantesca frontera continental
donde la cultura que propone la esclavización de la naturaleza
y su explotación desmedida e irracional
choca con una nueva cultura fundada en el respeto a la biodiversidad
fundada en la recuperación de los equilibrios
entre la humanidad y el entorno natural.

La revolución de los pobres y marginados de América Latina
se anuncia profundamente americanista internacionalista y continental.