La irracional lógica de la ambición
de la explotación ilimitada
de la esclavitud de la naturaleza
sustentada en un desarrollo tecnológico
que multiplica cada día la capacidad humana
de alterar el ecosistema natural
pareciera dotar al hombre de la capacidad
de destruir en poco tiempo
lo que la naturaleza ha tardado siglos en construir.
La síntesis biológica
de millones de años de evolución
hoy está en peligro.
La naturaleza
sus seres vivos y sus recursos
no puede continuar siendo sometida
a una explotación brutal
sin otro límite
que los impuestos por la ganancia en el mercado.
La relación entre el hombre y la naturaleza
debe recuperar cuanto antes
ese carácter austero y humilde
ese carácter sagrado
con que los pueblos originarios
se ralacionaron con su entorno
debe recuperar esa sabia concepción original
que entendió al hombre y la naturaleza
con una unidad indivisible
con una única armonía universal.