Los poetas cantan a Miguel



Cifrado en Octubre


Miguel


Las Botas


Responso de Combate a un Camarada


Luciano Cruz y Miguel Enríquez Gaviotean




Cifrado en Octubre


Y no te atornentes pensando que la cosa pudo haber sido de / otro modo
que un hombre como Miguel,
y ya sabes a cuál Miguel me refiero,
a qué Miguel único,
la mañana del cinco de Octubre,
a qué Miguel tan terrestre
a los treinta de ser y combatir,
a qué valiente tan increíble con la juventud de los héroes.

Son los peores días,
tú ves, los más amargos,
aquellos sobre los cuales no queremos volver, avísales
a todos que Miguel estuvo más alto que nunca
que nos dijo adelante cuando la ráfaga escribió su nombre en
que cayó de pie como vivió, rápidamente, / las estrellas
que apostó su corazón al peligro clandestino;
que así como nunca tuvo miedo
supo morir en Octubre
de la única muerte luminosa.

Y no te atormentes pensando,
díles eso,

que anoche
lo echaron al corral de la Morgue,
que no sabemos adónde,
que ya no lo veremos
hasta después.

(Gonzalo Rojas)





Miguel

Miguel vivía en una casa
con vista a la esperanza.

Era un compañero
del curso de la aurora.

Casi todos repetinos
menos él
que se fue a estudiar la primavera
allá donde sólo llegan los valientes.

Aquellos que recibieron en silencio la tortura.
Aquellos que callaron para que otros vivieran.

Miguel vivía en una casa
con vista a la esperanza.

Ahora, cuando ya se ha marchado,
nosotros debenos habitarla.

(José María Memet)





Las botas

Muy de noche, entre los grillos.
Alguien nos dice como del otro lado:
no explotéis a los débiles,
dejad vivir en paz a las atornentadas viudas,
que nadie despoje a los huérfanos
PARA LA LIBERTAD SANGRO, LUCHO, Pero VIVIO PARA LIBERTAD
que se rompan las cadenas de los oprimidos
y haya justicia entre los hombres.
COMO UN ÁRBOL CARNAL aquí van los esposos
de nuestras hambrientas viudas
hacia la noche de aquella tierra que un día fue de humildes
aquellos que hoy son carne de yugo
CUANTO PENAR PARA MORIRSE...

Permítenos, Miguel, que del barro resucitemos tu alma:
los justos de corazón los bienaventurados de espíritu
Aquí todos creemos en la vida sin clases que ha de venir
porque hoy la muerte es el status del tirano
y nace del infame vicio de la propiedad privada
como dice San Benito.

Haganos que al fin reine la igualdad
y los corintios ya lo saben porque en un principio
Alguien se los decía desde la misma orilla
y ahora también lo sienten los huérfanos y los niños y las viudas
y tenemos fe de que ellos ya vienen
y la niña que ayer tuvo 12 años
los espera con los brazos abiertos
para las bodas de la Liberación y la Primera cena.

(Hernán Lavín Cerda)





Responso de Combate a un Camarada

(Fragmentos)

Preguntaste alguna vez también por tu hijo
Apretaste alguna vez también los dientes.
Cerraste el libro de golpe,
Descubriste el día con espanto,
Arrinconaste a tu mujer,
Dijiste la palabra con dureza
, Abriste una puerta, la cerraste,
Entraste, te quedaste, aquí estás,
De este lugar verdaderamente no te saca nadie
Eso es lo importante
Ni on fusiles, ni con patadas de aquí
no te borra nadie.

Aquí estas por lo que hiciste
no porque te destruyerón.

Donde serás guardado..., dónde.
Se atreverán a abrirte una vía en la tierra de los cementerios ?
Te podrán de espaldas a caer en una zanja desconocida ?
Dónde te abrazarás extraordinariamente con los otros ?
Te entregaran acostado, encogido,
como caígas a una pila común de enterrados ?

Serás guardado aquí
en una morrtaja mañanera
con la cual cada uno corta su historia
y oculta su día cada día con su deber
y lo acompaña con el mismo canto
que no hay tiempo ni lugar para otro.

Serás guardado aquí
serás repartido aquí
se arreglarán tus cuentas aquí
se sacará tu lección
se ocupará tu lugar
y el jirón de tu camisa convertido en bandera
y la certeza de tu gesto en metralla
y por donde el que iba contigo entró
seguiremos entrando.

Y en la gran rendija histórica
aquí estás.

(Máximo Gedda)





Luciano Cruz y Miguel Enríquez Gaviotean

Miguel velaba una gaviota bajo el chaquetón marino,
Luciano encendía otra gaviota bajo su solapa inmensa,
miliuna gaviotas latían densos besales tras blusas y camisas,
foro de concepción, bahía de san vicente eran nidos
terminales de vientos bravíos que entrecruzaban plumajes
de un gaviotal subterraneo en maestranza de vuelumbres,
un perfume de alámenes remecia la humareda de tomé,
los mineros picando el magna con el océano por techo
aun más pesado si lunaba y en cualquier segundo se derrumba
en la negrura sangrosa de lota y coronel más tísicas
cuando hallaban restos de conmíseros en el carbón tatuados
finos dibujos rojizos del arte peonestre de los túneles
de los genios que juegan a escondidas con el tallo de los sismos,
lá arquitectura de zinc y espuma torturada en talcahuano,
el cielo venenoso de huachipato y su neblina de monstruos
y a lós mapuches escupiendo rubíes del pulnón a la esmeralda
del edén maderante de panguipulli y nahuelbuta a lomos
de un tigre esquelético veterano roedor de rocas y raíces,
estaba helado el mariscal en el mercado de muerturas del pueblo,
lás gaviotas de miguel y luciano conjuraban con ellos de ventrílocuos,
el bio-bio ocultaba sus voces en su nar de sangre hacia el mar,
las novias marineras bailaban cueca de lilas para distraer al enemigo,
lanzaban las gaviotas cautivas de su seno a la cielumbre
hallé a luciano en santiago disfrazado de impecable traje blanco
con un vaso de hambruna única ración de su estatura al cubo,
nos banqueteamos con una lata de risas y un vino tenebroso
más cianidrico que el hálito de setenta generales
que escanciamos como duques junto a nuestras amadisimas,
su gaviota nos expropiaba insumisa las migas como debe ser
y él me parlaba de miguel y su ingeniería de alas pueblares
en un cielón sin hambres rugiente de caricias y panes vívidos,
al abrazarnos me pasó la gaviota cual una lámpara de espíritus
que se tapd con mi vino esperiscente pues hacia tanto frío
y los policías movían sus colas en los ramazos de la jungla,
me topé otro día con miguel y le traspasé la dulce ave
que se reunía a la suya a conspirar bajo aquel pano azul
y me reveló que luciano revolaba en toda gaviotura
que alumbrará su alar en chile a la hora de los hornos
y qué me recitara luciano sobre los chilenaires propicios
mientras su hermano edgardo sonreía hasta por el zapato
y bauchí y fresia y ella, ella, alzaban rama de fraternura
antes de zarpar uno a uno a la guerra por el amor y jugarse enteritos
dejando su risal y besuras enflorar en miliuna futurancias,
cuando me raza una gaviota alando en cualquier ola de la galaxia
se me empisca el familión engaviotado en mi tórax, subo a bordo
y canto

(Julio Huasi)




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